Tejidos y acabados

Antimicrobiano

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Este acabado le da a la tela la capacidad de ralentizar el crecimiento de bacterias que causan olor

Los microbios o microorganismos, invisibles a simple vista, son la forma de vida más antigua del planeta Tierra e incluyen bacterias, hongos y virus. Algunos de estos microorganismos son dañinos para el organismo humano, sin embargo, muchos de ellos son beneficiosos y esenciales para la vida.

Las fibras naturales, como el algodón, la lana y el lino, se ven fácilmente afectadas por microorganismos, como bacterias y hongos. Las fibras sintéticas, como las fibras de poliuretano, también están sujetas a microorganismos y a las consecuencias de su proliferación. Además del tipo de fibra, el entorno al que está expuesto el tejido también puede agravar el problema, especialmente cuando se somete a la humedad y al calor.

La sudoración, el polvo y la suciedad son los medios de elección para la proliferación de microorganismos, lo que resulta en la liberación de un olor desagradable. Además del olor, también puede haber pigmentación o decoloración del tejido

El acabado antimicrobiano se puede clasificar en 3 grupos principales:

Acabado a prueba de moho/hongos

Protección contra el deterioro físico del tejido

Acabado higiénico

Preocupación por el control de infecciones y la aparición de microorganismos no deseados como los ácaros (acabado ampliamente utilizado en colchones, sábanas, alfombras, etc.)

Acabado estético

Control de olores y prevención de manchas

Se espera que un tejido con acabado antimicrobiano:

  • Capacidad para matar o detener el crecimiento de microbios (especialmente bacterias y hongos)
  • Capacidad para controlar el olor de la transpiración
  • Reproducibilidad, es decir, que se comporte de la misma manera cuando se somete a múltiples lavados, a la limpieza en seco o a las altas temperaturas de una plancha.
  • Compatibilidad con otros tipos de acabados
  • Baja toxicidad, sin potencial alergénico ni irritante para el usuario

 

Aplicaciones:

Trabajadores de exterior y expuestos al clima (control de olores, moho y hongos), trabajadores en hospitales o espacios de salud, trabajadores en espacios públicos muy concurridos (reducción de infecciones cruzadas).